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lunes, 28 de septiembre de 2015

#Manipulación #Emocional

Cinco manipulaciones de abuso emocional que suelen pasar inadvertidas

El abuso no solo es físico, también es emocional, mental y verbal. Sin embargo, mientras que la violencia física es obvia, otros tipos de abuso son más sutiles y difíciles de detectar, incluso para la persona que está siendo sometida.

Además, el principal problema es que a menudo el abuso emocional es cometido por una persona cercana, a la que queremos y de la que no esperamos semejante comportamiento.

Por eso, cuando nos damos cuenta es porque ya estamos enredados en la tela de araña que ha construido a nuestro alrededor.

Todo suele comenzar con un comentario casual sobre un tema intrascendente, como el color de las cortinas, los platos por lavar o llevar el coche al mecánico.

Esa persona se encargará de sacar de contexto la situación y, en vez de limitarse a señalar un hecho, realizará una acusación para que el otro se sienta mal.

Obviamente, cuando alguien se siente acusado, lo más usual es que intente defenderse exponiendo sus razones. Sin embargo, no servirá de nada porque el acosador no pretende entender o solucionar el problema, tan solo quiere atacar.

En realidad, su objetivo no es que la otra persona lave los platos o que lleve el coche al mecánico, esta es únicamente una excusa para comenzar el juego de la manipulación y darle rienda suelta a su ira.

Marionetas en las manos de otros: Las técnicas de manipulación más dañinas

1. Gaslighting. Este término proviene de la obra de teatro “Gas Light”, en la cual el protagonista intentaba convencer a su mujer de que estaba loca, manipulando diferentes objetos de su entorno e insistiendo en que estaba equivocada cuando ella le hacía notar esas variaciones.

En la práctica, esta persona se dedica a presentar falsa información, para hacernos dudar de nuestra memoria y percepción y, en última instancia, incluso de nuestra cordura.

El abusador suele comenzar negando que determinados eventos hayan ocurrido, hasta llegar a escenificar situaciones raras que desorientan a su víctima. De esta forma, terminamos dudando incluso de lo que dijimos un minuto atrás.

2. Silencio. El silencio también se puede utilizar como una táctica de abuso emocional.

De hecho, la indiferenciaasociada al silencio causa profundas heridas emocionales porque no solo aumenta el nivel de ansiedad en la víctima sino que también daña profundamente su autoestima y provoca una enorme inseguridad.

El abusador usa el silencio para castigar a su víctima, simplemente no responde, se muestra frío y distante. De esta forma, tensa al máximo la cuerda, hasta que la otra persona no puede más y termina disculpándose por algo que no ha hecho.
Así el abusador logra su objetivo: dominar y manipular jugando con las emociones.

3. Proyección. Básicamente, se trata de un mecanismo de defensa a través del cual les atribuimos a otras personas deseos y sentimientos que son nuestros pero que no reconocemos como propios porque desequilibrarían la imagen que tenemos de nosotros mismos. Así, al proyectarlos sobre otros, nos sentimos aliviados.

En el abuso emocional, la persona lo que hace es proyectar sobre su víctima sus propias inseguridades, miedos y problemas. Por eso, acusará a la otra persona de mentir, cuando en realidad es él quien miente, o le acusará de ser infiel, cuando en verdad es ella la que traiciona.
En práctica, se trata de descargar su responsabilidad sobre el otro, para crear confusión y cambiar su autoimagen, diseñándola a su imagen y semejanza.

4. Intimidación encubierta. La persona que recurre a las tácticas de abuso emocional no suele emplear la agresividad y la violencia, al menos no de forma evidente porque su principal objetivo es manipular a su víctima sin que su imagen se vea dañada. Por eso, en muchos casos suele recurrir a la intimidación encubierta.

Es fácil percatarse porque su discurso está plagado de amenazas indirectas, que quedan implícitas en sus palabras. De esta forma, le deja claro a su víctima cuáles serían las consecuencias de sus acciones y, de paso, puntualiza que la responsabilidad es únicamente suya, se lava las manos.

Por ejemplo, puede decir: “entiendo que no hagas nada, pero así terminarás con nuestra relación” o “si no inviertes ahora mismo, perderás todo tu dinero”.

5. Victimismo. Cuando todas las tácticas anteriores fallan, el abusador suele recurrir al victimismo. En práctica, descarga su responsabilidad en el otro, haciéndose pasar por la víctima de la situación.

De hecho, incluso es común que terminemos compadeciéndonos y sintiéndonos mal por nuestro comportamiento, cuando en realidad no hemos hecho nada malo.

De esta forma el abusador genera un sentimiento de culpa que mantiene a la víctima atrapada en su tela de araña. La empatía nos hace caer en sus redes y, al convertirnos en el “malo de la película”, somos más proclives a ceder a sus demandas. Así nos manipula sin que seamos conscientes de ello. Frases típicas de este tipo de manipulación emocional son: “con todo lo que he hecho por ti y así es como me pagas” o “me he sacrificado por ti y no lo consideras”.

Posdata: Recuerda que la manipulación emocional es un juego muy peligroso, donde siempre hay alguien que sale dañado. Por eso, apenas notes alguna de estas tácticas, ponles freno. De la misma forma, considera que en ocasiones somos nosotros quienes usamos inconscientemente alguna de estas estrategias, quizás porque tenemos miedo de perder a la persona que amamos o porque no tenemos suficientes argumentos.

En ese caso, haz un examen de conciencia porque la manipulación nunca es la mejor alternativa.

#AFRONTAR #PÁNICO

Reglas para afrontar un ataque de pánico

Recuerda que las sensaciones experimentadas no son más que una exageración de las sensaciones normales de ansiedad.

No te va a dar un infarto, ni vas a morir de ello. Así que por favor ¡Tranquilidad!

Las sensaciones que estas sintiendo no son en absoluto perjudiciales ni peligrosas; son, simplemente, desagradables.
Deja de aumentar el pánico con pensamientos catastróficos y atemorizantes sobre lo que te está sucediendo y a dónde te podría conducir.

Ya que esto no hará otra cosa que producirte más ansiedad.

Observa lo que está sucediendo en tu cuerpo en ese mismo momento, obsérvalo con pasividad, no lo juzgues. Céntrate en lo que está pasando no en lo que temes que puede pasar.

Espera y deja el tiempo necesario a que pase. Respira profundamente y no luches contra la crisis, simplemente acéptala (Es una respuesta fisiológica normal y desagradable que va a pasar)
Date cuenta que cuando dejas de alimentar el ataque al añadir pensamientos catastróficos y atemorizantes, éste comienza a desvanecerse.

Recuerda que tienes que tratar de aprender a afrontar el miedo sin evitarlo.

Cuando comiences a sentirte mejor, mira a tu alrededor, fíjate en los detalles de las cosas o comienza a planear que es lo que vas a hacer después.

Cuando el ataque haya pasado y estés preparado para continuar con tu día, comienza de forma tranquila, relajada, no hay necesidad de esfuerzo ni de prisas.

Tienes que entender que el miedo es una emoción normal y que lo peor es luchar contra el activándose más. El objetivo es aprender a detectar las señales de activación desde el principio y prevenir que ocurra el ataque.

En definitiva, no te asustes, deja que el ataque pase y por favor no lo alimentes con pensamientos negativos ¡Córtalos en cuanto aparezcan! Y si vuelven a intentar aparecer ¡Córtalos de nuevo! Respira profundamente y acepta lo que te está pasando, sin juzgarlo.

¿Respirar en una bolsa?

Una de las estrategias que se utiliza para que un ataque de pánico dure menos es respirar en una bolsa de plástico. ¿Por qué se utiliza esta estrategia?

Cuando respiramos muy rápido el nivel de CO2 en sangre disminuye produciendo una subida de de PH respiratoria (alcalosis). Esta alcalosis es la que causa síntomas como el hormigueo y calambre. Una manera de evitar la alcalosis es respirar en una bolsa de plástico aumentando así el nivel de CO2 en sangre. Esto no tiene un efecto sedante pero sí que te puede ayudar a regular tu respiración. (Recuerda quitarte la bolsa de vez en cuando y tomar aire fresco antes de llegar a ponerte morado :))

Espero que este artículo te haya ayudado a entender en qué consiste un ataque de pánico y cómo se puede controlar.

Máster Teresa Galeano
Psicóloga clínica.