PARADIGMAS EN LAS PAREJAS
Hay algunas contradicciones y al mismo tiempo nuevos
procesos que se están abriendo.
Por un lado las estadísticas en nuestro país muestran que
la misma cantidad de personas que se casan en el año, también equipara a la
cantidad de divorcios o separaciones en nuestro país.
Es necesario entender que en nuestra sociedad todavía
existe la ilusión de casarse con una persona para toda la vida. Pero al mismo
tiempo se sabe que está la posibilidad de la separación.
EL Papa Francisco mencionó las sabias palabras que “hay
que ser valientes para asumir el compromiso de casarse para toda la vida”
Cuando una
pareja contrae matrimonio, lo normal es que lo haga por toda la vida: esta
institución, tal cual ha sido creada, es para que cumpla con la finalidad de
permanencia y de estabilidad, que es precisamente el factor distintivo de las
uniones transitorias o fugaces.
Este
carácter de durabilidad hace a la esencia misma del matrimonio, pues la
institución de esta forma permite al ser humano desarrollarse y crecer
conjuntamente con la persona elegida para este fin, en todos los órdenes de
la vida.
Tener hijos
que los proyecten en el futuro, educarlos, convivir con la pareja asegurando
una vida de compañía, de solidaridad, de ayuda mutua, hace que se cumplan con los fines
del matrimonio. Este se basa en el amor y en la solidaridad. El amor es por sobre todas las cosas tolerancia, comprensión y recíprocas concesiones dentro de un
marco de convivencia.
Desgraciadamente
las cosas no siempre ocurren como se desean. Y lo que pudo ser una vida
realizada, plena de felicidad, puede convertirse en una vida de peleas,
pequeñas o grandes, incomprensiones, que llevan paulatinamente al deterioro del
matrimonio, que lo van desgastando hasta hacer intolerable la vida en común.
Otras veces,
situaciones no queridas por los cónyuges, como una enfermedad mental grave, o
la drogadicción o el alcoholismo también producen la ruptura de la affectio maritales
y, por consiguiente, la terminación de la convivencia normal entre los esposos.
Si no hay hijos, la situación cambia fundamentalmente, porque debe tenerse en
cuenta que la vida ya no pertenece solamente de los esposos, sino también a
quienes han traído al mundo. Y en ellos debe pensarse principalmente, porque
seguramente son los que más sufren con esta situación creada entre los padres.
Y lo que es
más grave, muchas veces éstos, cegados por una pasión malsana, obnubilados por
hechos puntuales atribuibles solamente a ellos, hacen de los hijos una suerte
de trofeo de guerra y se enfrascan así en tribunales en una lucha
sin cuartel en la que, normalmente, los hijos son los que más pierden y sufren
con esta desavenencia de los padres.
UN CAMBIO DE PARADIGMA
Dentro del campo de la psicología, dentro del consultorio
particular, son cada vez más las parejas que buscan ayuda sin prejuicios.
Inclusive son cada vez más jóvenes los que piden ayuda
para mejorar la pareja o evitar la ruptura.
Las demandas de pareja crecieron en un 30%.
Las parejas buscan cada vez más un árbitro que les ayude
a comunicarse asertivamente, que logre mediar en los conflictos.
En nuestro país los hombres son más resistentes a la
terapia de pareja. Por lo general son las mujeres las que se acercan a
solicitar ayuda, aunque los varones luego se abren con facilidad.
Hay mas apertura al diálogo de lo que constituye la
intimidad. Los problemas de parejas se hablan más abiertamente que antes. Sin
embargo para algunas parejas sigue siendo un tabú.
Para algunas parejas es difícil admitir que hay un
problema y les parece que ir a terapia es grave. También es el prejucio que si
se va a la terapia de pareja es para separarte.
Lo cual es todo lo contrario ya que la terapia de pareja
se instalá para ayudar a resolver los conflictos y por otro lado para abrir una
zona de dialógo mediado por un experto.
Por lo general las mujeres son las más perceptivas y
sienten que algo pasa, la sensación de que pasan muchas cosas y que no se
hablan de esas cosas.
PARA CONCLUIR, las parejas siguen soñando con casarse, sabiendo que la propuesta no es fácil. Las parejas están màs abiertas al dialógo pero también mas contaminadas por todos los medios de comunicación y las redes sociales.
Lo positivo es que cada vez las parejas buscan mas rápido
ayuda para resolver sus conflictos.
Y desde mi punto de vista comparto las palabras del Papa
Francisco, que hay que ser valientes para tomar la decisión de casarse.
Solo que también agregaría que es de valientes darse
cuenta que se necesita ayuda y en el caso que la pareja no funcione, es un acto
de valentía y de salud mental tomar la decisión adecuada.
Por otro lado creo que también la gran valentía del siglo
XXI y el desafío de esta generación, no es sólo tomar la decisión de casarse
sino la decisión de mantener la pareja a lo largo de los años, mantener viva la
paciencia y la pasión a pesar de los años que pasan.
Mgr.
María Teresa Galeano
Máster en Terapia Familiar