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domingo, 19 de julio de 2015

Nuevos paradigmas en las parejas




PARADIGMAS EN LAS PAREJAS

Hay algunas contradicciones y al mismo tiempo nuevos procesos que se están abriendo.
Por un lado las estadísticas en nuestro país muestran que la misma cantidad de personas que se casan en el año, también equipara a la cantidad de divorcios o separaciones en nuestro país.
Es necesario entender que en nuestra sociedad todavía existe la ilusión de casarse con una persona para toda la vida. Pero al mismo tiempo se sabe que está la posibilidad de la separación.

EL Papa Francisco mencionó las sabias palabras que “hay que ser valientes para asumir el compromiso de casarse para toda la vida”
Cuando una pareja contrae matrimonio, lo normal es que lo haga por toda la vida: esta institución, tal cual ha sido creada, es para que cumpla con la finalidad de permanencia y de estabilidad, que es precisamente el factor distintivo de las uniones transitorias o fugaces.

Este carácter de durabilidad hace a la esencia misma del matrimonio, pues la institución de esta forma permite al ser humano desarrollarse y crecer conjuntamente con la persona elegida para este fin, en todos los órdenes de la vida.

Tener hijos que los proyecten en el futuro, educarlos, convivir con la pareja asegurando una vida de compañía, de solidaridad, de ayuda mutua, hace que se cumplan con los fines del matrimonio. Este se basa en el amor y en la solidaridad. El amor es por sobre todas las cosas tolerancia, comprensión y recíprocas concesiones dentro de un marco de convivencia.

Desgraciadamente las cosas no siempre ocurren como se desean. Y lo que pudo ser una vida realizada, plena de felicidad, puede convertirse en una vida de peleas, pequeñas o grandes, incomprensiones, que llevan paulatinamente al deterioro del matrimonio, que lo van desgastando hasta hacer intolerable la vida en común.

Otras veces, situaciones no queridas por los cónyuges, como una enfermedad mental grave, o la drogadicción o el alcoholismo también producen la ruptura de la affectio maritales y, por consiguiente, la terminación de la convivencia normal entre los esposos. Si no hay hijos, la situación cambia fundamentalmente, porque debe tenerse en cuenta que la vida ya no pertenece solamente de los esposos, sino también a quienes han traído al mundo. Y en ellos debe pensarse principalmente, porque seguramente son los que más sufren con esta situación creada entre los padres.

Y lo que es más grave, muchas veces éstos, cegados por una pasión malsana, obnubilados por hechos puntuales atribuibles solamente a ellos, hacen de los hijos una suerte de trofeo de guerra y se enfrascan así en tribunales en una lucha sin cuartel en la que, normalmente, los hijos son los que más pierden y sufren con esta desavenencia de los padres.

UN CAMBIO DE PARADIGMA

Dentro del campo de la psicología, dentro del consultorio particular, son cada vez más las parejas que buscan ayuda sin prejuicios.
Inclusive son cada vez más jóvenes los que piden ayuda para mejorar la pareja o evitar la ruptura.

Las demandas de pareja crecieron en un 30%.
Las parejas buscan cada vez más un árbitro que les ayude a comunicarse asertivamente, que logre mediar en los conflictos.
En nuestro país los hombres son más resistentes a la terapia de pareja. Por lo general son las mujeres las que se acercan a solicitar ayuda, aunque los varones luego se abren con facilidad.

Hay mas apertura al diálogo de lo que constituye la intimidad. Los problemas de parejas se hablan más abiertamente que antes. Sin embargo para algunas parejas sigue siendo un tabú.
Para algunas parejas es difícil admitir que hay un problema y les parece que ir a terapia es grave. También es el prejucio que si se va a la terapia de pareja es para separarte.
Lo cual es todo lo contrario ya que la terapia de pareja se instalá para ayudar a resolver los conflictos y por otro lado para abrir una zona de dialógo mediado por un experto.
Por lo general las mujeres son las más perceptivas y sienten que algo pasa, la sensación de que pasan muchas cosas y que no se hablan de esas cosas.




PARA CONCLUIR, las parejas siguen soñando con casarse, sabiendo que la propuesta no es fácil. Las parejas están màs abiertas al dialógo pero también mas contaminadas por todos los medios de comunicación y las redes sociales.
Lo positivo es que cada vez las parejas buscan mas rápido ayuda para resolver sus conflictos.

Y desde mi punto de vista comparto las palabras del Papa Francisco, que hay que ser valientes para tomar la decisión de casarse.
Solo que también agregaría que es de valientes darse cuenta que se necesita ayuda y en el caso que la pareja no funcione, es un acto de valentía y de salud mental tomar la decisión adecuada.
Por otro lado creo que también la gran valentía del siglo XXI y el desafío de esta generación, no es sólo tomar la decisión de casarse sino la decisión de mantener la pareja a lo largo de los años, mantener viva la paciencia y la pasión a pesar de los años que pasan.

Mgr. María Teresa Galeano

Máster en Terapia Familiar